lunes, 22 de agosto de 2011

El salmon y medio siglo de puro Rock!

El músico argentino, Andres Calamaro, festeja hoy (22 de agosto) su cumpleaños numero 50 antes de presentarse en las cuidades norteamericanas con su gira llamada "Still alive and well us tour".

El Salmón, como lo llaman sus seguidores, es un reconocido compositor, intérprete y productor argentino que en sus inicios integró exitosas bandas como Los Abuelos de la Nada y Los Rodriguez.

Mientras estuvo con Los Abuelos también fue tecladista de Charly García y lanzó una serie de discos solistas entre los que figuran “Hotel Calamaro” (1984) y “Nadie sale vivo de aquí” (1986).

En 1990 fundó junto al guitarrista español, Ariel Rot, la banda Los Rodríguez, que duró aproximadamente seis años pero dejó grandes discos como “Buena Suerte”, “Sin documentos” y “Palabras más, palabras menos”.

Su segunda etapa como solista comenzó en 1997 con “Alta suciedad”, un álbum de rock clásico con canciones como “Flaca”, “Me arde”, “Crímenes perfectos”, “Loco”, que lo convirtieron en un artista de culto al que se ama o se odia.

Con más de veintidós discos como solista en su haber, Andrés Calamaro sigue sorprendiendo a  sus seguidores con su música y a través de su cuenta en Twitter @Barksdale666 en donde constantemente comparte sus opiniones deportivas, políticas, musicales, sus hobbies y además muchas fotos e imágenes que encuentra a su paso.

jueves, 11 de agosto de 2011

A sus 44 decide tomarse... Una pausa

hoy se celebra el cumpleaños numero 44 de nuestro querido cantautor español Enrique Bunbury, quien tras concluir unas precentaciónes en españa con la promoción de su ultimo disco "Las Consecuencias", el cual gano el Gramy latino por el tema "el extranjero" tomara un descanso, para retomar el 2012 con la segunda parte de su gira y el lanzamiento de dos discos (licenciado cantinas).

Luego de  "las Consecuencias en 3D" ahora se esta preparando el largometraje "Bunbury: lo llaman el extranjero" que lamentablemente aun no tiene fecha de estreno la pelicula mostrara partes de la gira "hell ville de tour" y las giras de "Las consecuencias 2010-2011" centrandose más en el Estadio Azteca en México.

Lo demas ya es historia conosida pero siempre es bueno recordarlo

Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy, mejor conocido como Enrique Bunbury, quien aparece en la lista de los cantantes con dos álbumes más influyentes de los últimos 50 años en España, de acuerdo con la revista "Rolling Stone", nació el 11 de agosto de 1967 en Zaragoza, España.

Su carrera comenzó a los 12 años, al obtener su primera guitarra eléctrica y tocar hacia 1980 en un grupo del colegio llamado Apocalipsis. Sin embargo, entre 1981 y 1983 ejecutó la batería y fue cantante de una banda llamada Rebel Waltz; luego tocó el bajo en Proceso Entrópico, y tras dejar esta banda, Bunbury pasó a ser vocalista de Zumo de Vidrio, que se convirtió en la semilla de Héroes del Silencio.

En esa formación figuraron Enrique y Juan Valdivia, quienes junto a Pedro Valdivia crearon la agrupación en 1984. En sus comienzos, consiguieron el segundo puesto en el concurso de Pop Rock de Huesca.

Gustavo Montesano -ex Olé Olé- se fijó en ellos y les allanó el camino para firmar su primer contrato con la multinacional disquera EMI. Después se publicó "Héroe de leyenda" en 1987, una especie de Maxisingle-Minielepé, fórmula muy común por aquel entonces en la industria discográfica española con los grupos nuevos.

De este álbum se vendieron más de 30 mil copias en su momento. Menos de un año más tarde publicaron su álbum "El mar no cesa", también producido por Montesano y que de inmediato se convirtió en Disco de Platino.

Posteriormente, en un concierto en Zaragoza, los vio el ex miembro de Roxy Music, Phil Manzanera, quien llevaba algún tiempo en España y acababa de producir discos a grupos nacionales, por lo que decidió apostar por ellos.

Manzanera produciría "Senderos de traición" en 1990, con éxitos como "Entre dos tierras" y "Maldito duende". Tras la locura de "Senderos de traición" y su larga gira por el mundo, los Héroes del Silencio se dieron un respiro de más de un año en el que Bunbury viajó a lugares como la India, como lo que él definía un "paréntesis espiritual".

En 1993 y con el lanzamiento internacional de "El espíritu del vino", Héroes del Silencio se embarcó en una gira que los llevó por más de 20 países.

"Avalancha" (1995) fue otro disco de estudio de Héroes del Silencio. En esta ocasión contó con Bob Ezrin, productor de Pink Floyd, Peter Gabriel y Alice Cooper. El grupo experimentó un cambio en su sonido con guitarras más duras y textos más directos.

A continuación realizó otra gira mundial que pasó por Estados Unidos, México, Argentina, Guatemala y numerosos países de América Latina y Europa. Tras la publicación de "Para siempre" en 1996, un doble CD en vivo, anunciaron su separación y un descanso indefinido para iniciar proyectos en solitario.

Un año después, Bunbury, junto a Manzanera, se marchó a Londres para concebir "Radical sonora", su álbum debut como solista, cuyo sonido se separó totalmente del de Héroes del Silencio. Su apuesta se acercó a la electrónica, la música árabe y el tecno-rock psicodélico.

En 1999 grabó "Pequeño", un álbum con aires de cabaret y sonidos mediterráneos. El material fue del gusto del público y canciones como "Infinito" y "El viento a favor" encumbraron a Bunbury, haciéndolo acreedor a Disco de Platino, como ya lo había sido con "Radical sonora". Con "Pequeño" consiguió éxito en México y Argentina, donde comenzó a consolidarse como figura de culto para algunos.

En tanto, el artista recibió una nominación al Grammy Latino por el tema "El extranjero", en la categoría de Mejor Interpretación Pop Masculina, premio que paró en manos del argentino Fito Páez.

Terminada la etapa de "Pequeño", Bunbury se fue a Tarragona a componer su tercer disco en estudio.

Antes publicó como regalo para los fans un directo grabado en el Hard Rock café de la Ciudad de México, "Pequeño cabaret ambulante", con el que pretendía reflejar el espíritu de "la gira que más he disfrutado en mi vida".

El artista se tomó casi nueve meses para realizar un disco complejo hasta que nació "Flamingos" (2002), en el que hay canciones con más de 150 pistas de sonido.

En año y medio de gira, Bunbury logró más de 150 conciertos y cerca de 300 mil discos vendidos entre España y América, visitando entre 2002 y 2003 los principales escenarios de México como el Auditorio Nacional y Nueva York en el Central Park.

El colofón al interminable "tour" "Flamingos" fue un DVD que publicó en septiembre de 2003, titulado "Una cita en Flamingos", que recoge dos conciertos y multitud de información sobre la gira más importante en su carrera.

En 2004 sacó "El viaje a ninguna parte", un disco doble en el que mostró su lado más viajero, con ritmos, música y letras muy acorde a su personalidad cosmopolita, destacando auténticas obras de arte como "Canto (el mismo dolor)".

Un año después salió al mercado un CD+DVD llamado "Freak show: La película", que incluye imágenes intercaladas de varios de los conciertos que realizó entre finales de 2004 y principios de 2005 en la gira "Freak show", donde combinaba sus actuaciones con números de circo y actuaciones circenses en escenarios paralelos.

En 2005 y a través de su página web, Enrique Bunbury anunció la disolución de El Huracán Ambulante (la banda que lo acompañó durante los últimos ocho años), la cancelación del resto de su gira por España y América y su temporal retiro de los escenarios.

En 2006 sacó a la venta "Canciones 1996-2006", un recopilatorio de temas de sus álbumes en solitario. Durante este año realizó colaboraciones en los discos de varios grupos, como Revólver o Quique González.

También colaboró en el último disco/recopilatorio de Pereza llamado "Los amigos de los animales". En 2006 Enrique Bunbury y Nacho Vegas se encontraron en el Puerto de Santa María para realizar un nuevo trabajo discográfico que se publicó el 18 de septiembre de 2006 como "El tiempo de las cerezas".

La reunión con Héroes del Silencio en 2007 se dio con motivo del aniversario de su creación y por ello realizó una gira por diversos países, como en España, Argentina, Guatemala, México y Estados Unidos.

En su etapa en solitario destacan trabajos como "Radical sonora" (1997), "Pequeño" (1999), "Flamingos" (2002), "El viaje a ninguna parte" (2004), "Hellville de luxe" (2008) y "Las consecuencias" (2010), el más reciente.

Su carrera musical lo ha llevado a realizar colaboraciones con Raphael, Lila Downs, Ely Guerra, Andrés Calamaro y el grupo Zoé, entre otros.

En 2010, el cantante inició la gira "Las consecuencias tour 2010-11", título homónimo de su séptimo disco de estudio como solista, con el que visitó países como México, Estados Unidos y España. En esta etapa dio a conocer que se grabaría una película sobre esas presentaciones.

domingo, 13 de marzo de 2011

BUNBURY ADELANTA EL EXTRANJERO EXTRAÍDO DEL MEDIOMETRAJE DOCUMENTAL: LO QUE MÁS TE GUSTÓ DE MÍ

EL 29 DE MARZO SALE A LA VENTA GRAN REX EL DOBLE CD EN DIRECTO GRABADO EN BUENOS AIRES ANTE 9000 PERSONAS.

LA EDICIÓN LIMITADA DE TRIPLE VINILO VIENE ACOMPAÑADA DEL MEDIOMETRAJE DOCUMENTAL LO QUE MÁS TE GUSTÓ DE MÍ DIRIGIDA POR EL PORTORRIQUEÑO JAY GARCÍA.

HAY LES VA UN ADELANTO


miércoles, 19 de enero de 2011

Otro vistazo a "Las consecuencias"

Análisis de las 10 canciones del nuevo disco de Bunbury 


1. Las consecuencias
Una guitarra acústica sola, rasgada con pausa, baila lentamente, introduciendo la primera estrofa del disco: “Las consecuencias son inevitables”, canta Bunbury. Toda una declaración de principios en los primeros segundos del disco más profundo del artista. Estamos ante una balada que se sustenta en la profundidad de la voz del cantante, y en la elocuencia de su mensaje. Su letra nos habla de batallas perdidas, de todo lo malo que vendrá, de la vida, con todas sus cartas al descubierto. Una canción para después del armisticio y para antes de una guerra. Una historia en la que lo importante es el objetivo: asustar un poco. Y, de paso, prepararnos para el resto del disco.






2. Ella me dijo que no
Comienzo instrumental de altura, con los violines rasgando el cielo, que pronto darán paso a un arpegio lleno de melancolía. Uno de los grandes cortes del disco. La voz de Bunbury, pausada y medida otra vez, lamenta el final de un amor. Sobre esa introducción instrumental y ese mismo arpegio camina todo el llanto, trufado de grandes versos. Aislados, tristes, solitarios. En la recta final, las potentes voces terminan rompiendo en dos la canción, que desemboca en un medio tiempo de rock suave. En el último suspiro, vuelve la calma para el adiós: “ella dijo se acabó”. Bunbury, quizá, más triste y melancólico que nunca. Redonda y cálida tristeza. Grandes momentos en "Las consecuencias". Desde los tiempos de los primeros poetas, a esto se le llama la belleza de la melancolía.






3. El boxeador
El mar y las gaviotas arropan los primeros acordes de “El Boxeador”. Bunbury describe a su protagonista como un luchador que entrena en la playa lanzando ganchos al aire. Desde los primeros acordes, se va elevando una historia de lucha, pero sin lucha. Lo importante es tratar de resistir. Todo se acompaña aquí de un ritmo sutil, marinero, como un perezoso acompañamiento a su voz, también distraída.






4. Frente a frente
Es el single del disco y refleja bien lo que pretende Bunbury con ‘Las Consecuencias’. Acompañado de la voz de Tulsa, el artista refresca este clásico -o incluso lo vuelve más añejo- popularizado por Jeannette en 1981. La gran diferencia con otros temas del álbum es que en Frente a frente el artista logra dar una profundidad mágica a todo el corte, mediante la amplia instrumentación de cuerda que adorna cada esquina de la canción. En otros temas, la voz sustenta la historia. En esta, es la atmósfera de cuerda -ahora sí, trabajando a destajo- la que se encarga de alzar y sostener todo el edificio.






5. 21 de octubre
La oscuridad a la que tanto aludimos al hablar de ‘Las consecuencias’ es esta canción. La voz grave y solitaria de Bunbury acompañada sólo de unas tímidas guitarras acústicas, como gotas que, por momentos, se vuelven imperceptibles. En la recta final, tras la crudeza, despierta la esperanza de una armónica, jutos antes de que el artista cante “ojo por ojo, diente por diente / lo que mereciste es lo que tienes”. Y tras el último estribillo, con sabor a despedida, muere la canción, pero muere en las tinieblas y el silencio. Se va como llegó. Como una tormenta que descarga con furia, y sigue su camino dejando atrás las ruinas.






6. Lo que más te gustó de mi
Medio tiempo suave, que se deja llevar, a veces a la ranchera, a veces a otras fronteras musicales más difusas. No es fácil de determinar: el órgano rompe el compás, al tiempo que sella la canción y la hace inconfundible, de melodía asequible. Destaca también aquí la letra, que brilla especialmente en estos versos memorables: “Lo que más te gustó de mi / es lo que quieres cambiar” y “sabes que pienso / que una retirada a tiempo / es siempre una derrota”.






7. Los habitantes
En Los habitantes Bunbury abandona fugazmente la oscuridad para abrazar el rock brillante, sereno y pausado, pero enérgico y despierto. No es incompatible. Un contrapeso medido y acertado para el álbum. Un medio tiempo de fuerza arrolladora, con el empuje de la potente voz del cantante y la sonoridad de toda la banda, esta vez más eléctrica y mucho menos acústica. Seguramente, los fans del artista reconocerán mejor que nunca al Bunbury de Héroes del Silencio en esta canción. Los habitantes clama por sonar en directo con una legión de seguidores en primera fila gritando hasta la locura: “y en mundos más allá / o en mundo venideros / nos echaremos de menos / o envejeceremos a la vez”. Los habitantes, otro de los grandes momentos del álbum.






8. Es hora de hablar
Bunbury tira de la cadenita, clic, y apaga de nuevo la luz de la mesilla. Con la habitación invadida de bruma y el recuerdo salvaje de Los habitantes resonando en la antesala del oído, susurra esta letra reflexiva y profunda en la que confiesa grandes verdades sobre las cosas que nos suelen distraer en la vida, que son casi todas las que nos ocupan. Esas cosas que nos pueden hacer olvidar lo importante. Lo que empieza como una reflexión, termina como un grito de rabia. Por eso, en el ocaso de Es hora de hablar, el susurro cobra vida y la banda entera rompe el silencio para brindar otro rock medido, eléctrico, que recuerda a veces, a los viejos clásicos de Héroes del Silencio.






9. De todo el mundo
Para empezar, el aeropuerto, para escenificar a ese viajero que no se amarra a ningún puerto, que vuela, tal vez dejando su sello en todos los escenarios. Otro tema pausado, que se pone en pie en los estribillos: “Que no me atrape lo mundano / si prefiero / no estar quieto / que no me pongan / en un aprieto / por algo que no está en mi mano”. A Bunbury se le nota que ha cuidado mucho las voces en este álbum. Se agradece el esmero en todas las canciones de ‘Las consecuencias’. Lo demuestra y lo utiliza a su antojo aquí para subrayar lo que más le interesa: “Soy vagabundo / siempre de paso / de aquí y de allá / de todo el mundo”.






10. Nunca se convence del todo a nadie de nada
El disco se cierra con oscuridad y profundidad, como empezó. Esta es otra letra reflexiva de gran calado y otro tiempo tranquilo, con aires de eternidad en el estribillo, especialmente logrado en su serenidad. A veces da la impresión de que el artista sabe que ha hecho un gran disco. Quizá por eso decide cerrarlo con estos versos: “Y empiece / como empiece / todo acaba / siendo menos / de lo que / yo esperaba / y nunca se convence del todo a nadie de nada”. Por si alguien no lo había entendido antes. Un gran cierre, para un gran álbum, que dejará poso en todos aquellos que tengan paciencia; esa paciencia tan especial que la buena música exige casi siempre para dejarse ver.







Conclusión
Los grandes artistas se distinguen de los mediocres por su capacidad para elevarse sobre su propia trayectoria, otear el trecho recorrido con distancia y frialdad, y tomar decisiones sobre el futuro, sin temor a equivocarse y sin lanzarse sin más a la tentación de la originalidad más estridente. No se trata de sorprender por sorprender, sino de tener cierta capacidad de administrar el talento propio, y de rebuscar en sus propias posibilidades artísticas. Bunbury lo ha hecho en este disco. Muchos de sus seguidores dirán que lo lleva haciendo muchos discos, pero creo que esta vez ha sucedido algo especial. Bunbury ha logrado un álbum realmente amable, de media luz, de trago largo. Oscuro, pero alcanzable, extrañamente próximo. Sencillamente íntimo, en la medida de las cosas que todos necesitamos meditar cuando miramos hacia el interior. Por eso es un disco cercano, accesible, aunque denso.
En realidad, Bunbury ha conseguido un álbum equilibrado, que hará disfrutar a los más fans del artista, pero que tiene también una cierta capacidad para la universalidad que, muy de vez en cuando, brindan algunos artistas. Tal vez sea la profundidad, la oscuridad, la atmósfera, la madurez, o simplemente, el momento y la oportunidad. Pero es así como llegan ‘Las consecuencias’. Para quedarse largo rato en la estantería de los discos que hablan al corazón de las cosas importantes. A pesar de que el artista crea que nunca se convence a del todo a nadie de nada. Hay excepciones.
Con todo, lo mejor que se puede escribir de un disco que ha sufrido varios retrasos y que ha generado tantas expectativas, es que la espera ha merecido la pena. Y, sin duda, se puede decir: la espera ha merecido la pena. Veremos cuales son las consecuencias.